La domótica y la inmótica, las almas de las oficinas inteligentes
En los últimos años ha experimentado un importante crecimiento el establecimiento de las llamadas oficinas inteligentes, es decir, de espacios donde los trabajadores puedan realizar sus funciones de la manera más cómoda y donde las tecnologías existentes de lo que se encargan es de facilitar multitud de tareas a dichas personas.
Es en ese aspecto en el que toman protagonismo tanto la domótica como la inmótica que se han convertido en las almas de dichas oficinas inteligentes pues son ellas las que consiguen que esos lugares de trabajo se consideren precisamente como tal.
Concretamente tanto una como otra lo que hacen es permitir gestionar el sistema de climatización, dotar al espacio de sensores para que se utilice la luz convenientemente cuando detecte a personas y se contribuya, por tanto, a ahorrar en energía, establecer sistemas de videovigilancia que doten a esos espacios laborales de la máxima seguridad, contar con sistemas de videoconferencia para poder establecer contacto con clientes que están lejos de la ciudad…
De esta manera, es como ambas tecnologías consiguen que unas oficinas normales se conviertan en inteligentes y eso supone no sólo que el trabajador en cuestión que opera en las mismas esté en las mejores condiciones de confortabilidad para llevar a cabo sus tareas sino que además, y como consecuencia de lo anterior, mejore su productividad. Un hecho este último que se ha demostrado a través de diversos estudios y que viene a dejar patente que cualquier empresa que apueste por la domótica o la inmótica está apostando por mejorar sus resultados económicos y de rendimiento.